Una huella de luz - Cuento Corto Infantil
Había una vez una niña llamada Sofía. Su cabello era como un campo de trigo dorado, y sus ojos brillaban como las estrellas en una noche clara. Sofía pasaba sus días explorando el mundo con curiosidad y asombro.
Un día, mientras caminaba por el bosque, Sofía se detuvo junto a un pequeño arroyo. Observó cómo el agua fluía suavemente entre las piedras, llevando consigo hojas y secretos. Se sentó en una roca y comenzó a reflexionar sobre la vida.
“¿Por qué estamos aquí?”, se preguntó Sofía. “¿Cuál es nuestro propósito en este vasto universo?” Miró al cielo y vio las nubes danzando, como si también estuvieran buscando respuestas.
Sofía pensó en las personas que había conocido: su abuela, que le contaba historias sobre tiempos pasados; su mejor amigo, que siempre estaba dispuesto a escucharla; y su maestra, que le enseñaba sobre números y letras. Cada uno de ellos tenía un papel importante en su vida.
“Quizás nuestro propósito es amar y ser amados”, pensó Sofía. “Tal vez debemos aprender, crecer y compartir nuestras experiencias con los demás”. Se imaginó a sí misma como una semilla que se convertía en un árbol, extendiendo sus ramas hacia el cielo y sus raíces hacia la tierra.
Sofía decidió que viviría cada día con gratitud y alegría. Apreciaría los pequeños momentos: el aroma de las flores en primavera, el abrazo cálido de su madre y las risas con sus amigos. Sabía que la vida podía ser difícil a veces, pero también estaba llena de belleza y oportunidades.
Así que Sofía continuó su camino, con una sonrisa en el rostro y el corazón lleno de esperanza. Reflexionando sobre la vida, aprendió que cada día era un regalo y que ella tenía el poder de escribir su propia historia.
Y así, la niña tierna llamada Sofía siguió explorando, amando y reflexionando, dejando una huella de luz en el mundo que nunca se desvanecería.
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