El doble filo de la era digital: Impactos en el bienestar mental de las Redes Sociales | Episodio 2
Transcripción del podcast
[Cortinilla de entrada] Bienvenido a... Moviendo Nubes una producción de Aarón Mendoza, comenzamos.
[Resumen]
En este episodio “El doble filo de la era digital: Impactos en el bienestar mental de las Redes Sociales”, nos sumergiremos en el fascinante y complejo universo de las redes sociales, explorando su doble filo en la era digital. Descubriremos cómo estas plataformas, omnipresentes en la vida de los jóvenes, impactan profundamente en nuestro bienestar mental y social.
Analizaremos sin rodeos los peligros que acechan tras la pantalla: la erosión de la autoestima provocada por la comparación constante, el aumento de la ansiedad y la depresión, el aislamiento paradójico en un mundo hiperconectado, y la adicción a la validación virtual.
Pero no nos detendremos ahí. También celebraremos el poder de las redes sociales como herramientas de conexión y apoyo emocional, como fuentes inagotables de información y aprendizaje, como lienzos para la expresión creativa y como catalizadores del cambio social.
De la validación a la adicción: Los peligros ocultos de las redes sociales
La doble cara del mundo conectado: Redes sociales, comparación y nuestra autoestima
En la era digital, las redes sociales se han convertido en una extensión de nuestra vida cotidiana, un espacio donde compartimos, interactuamos y nos mantenemos informados. Sin embargo, tras la brillante fachada de conexiones virtuales, se esconde una realidad más compleja que impacta directamente en nuestra salud mental y bienestar social, especialmente entre los jóvenes. La cultura de la comparación constante, alimentada por la curación de vidas perfectas en línea, puede minar silenciosamente nuestra autoestima y generar problemas psicológicos profundos.
Desde una perspectiva psicológica, la tendencia humana a la comparación social se ve exacerbada en las redes sociales. Nos exponemos a una corriente interminable de logros, viajes, relaciones y apariencias idealizadas, lo que puede generar sentimientos de insuficiencia y envidia. Esta comparación ascendente, donde nos medimos con los estándares (a menudo irreales) de otros, puede conducir a una baja autoestima, ansiedad e incluso depresión. Como señalan diversos estudios, la constante exposición a imágenes retocadas y vidas aparentemente perfectas puede distorsionar nuestra propia percepción de la realidad y de nuestro valor personal.
Sociológicamente, las redes sociales han transformado la forma en que nos comunicamos y construimos nuestras identidades. Si bien ofrecen oportunidades para la conexión y la construcción de comunidades virtuales, también pueden fomentar la exclusión y el aislamiento. La presión por obtener validación a través de "me gusta" y comentarios puede llevar a una dependencia de la aprobación externa, afectando nuestra autonomía y autoconfianza. La falta de señales sociales completas en la comunicación en línea también puede dar lugar a malentendidos y conflictos, impactando nuestras relaciones interpersonales.
Desde la óptica de la comunicación, las redes sociales presentan un arma de doble filo. Facilitan la conexión instantánea con personas de todo el mundo, pero también pueden promover una comunicación superficial y la difusión de información errónea. La inmediatez y la naturaleza pública de las interacciones en línea pueden generar estrés y ansiedad, especialmente cuando se enfrentan críticas o comentarios negativos.
Es crucial reconocer que el uso de las redes sociales no es principalmente negativo. Sin embargo, es fundamental desarrollar una conciencia crítica sobre cómo interactuamos con estas plataformas. Fomentar una comunicación auténtica y significativa, tanto en línea como fuera de ella, es esencial para construir relaciones sólidas y un sentido de pertenencia genuina. Priorizar nuestro bienestar psicológico implica establecer límites saludables en el uso de redes sociales, recordar que lo que vemos en línea a menudo es una versión editada de la realidad y enfocarnos en cultivar la autoaceptación y la valoración personal.
Señala Bernal en el año 2025 para la revista Ciencia Latina que “se detectaron efectos adversos, tales como la comparación social excesiva, la dependencia de la validación externa y la repercusión perjudicial de contenido idealizado, los cuales pueden debilitar la percepción personal y propiciar sentimientos de insuficiencia”.
El lado oscuro del scroll infinito: Ansiedad y depresión en la era de las redes sociales
Para muchos jóvenes, las redes sociales son una parte integral de la vida diaria, un espacio para conectar, informarse y expresarse. Sin embargo, esta omnipresencia digital también conlleva riesgos significativos para la salud mental, especialmente en lo que respecta a la ansiedad y la depresión. El uso excesivo y la exposición constante a contenido negativo o situaciones de ciberacoso pueden generar un impacto profundo en nuestro bienestar emocional.
La ansiedad inducida por las redes sociales se manifiesta de diversas formas. El "miedo a perderse algo" impulsa una necesidad constante de revisar las notificaciones, generando un ciclo de ansiedad y dependencia. La comparación social, como se mencionó anteriormente, también juega un papel crucial, ya que la exposición a vidas aparentemente perfectas puede generar sentimientos de inferioridad e inseguridad, alimentando la ansiedad social y el estrés. La presión por mantener una imagen idealizada en línea y la preocupación por la aprobación de los demás contribuyen aún más a este panorama ansioso.
Las dinámicas de las redes sociales pueden exacerbar los sentimientos de aislamiento y soledad, factores de riesgo conocidos para la depresión. A pesar de la sensación de estar conectado con cientos o miles de personas, las interacciones en línea a menudo carecen de la profundidad y la autenticidad de las relaciones cara a cara. El ciberacoso, una forma de agresión virtual que puede ocurrir las 24 horas del día, los 7 días de la semana, tiene un impacto devastador en la salud mental de las víctimas, aumentando significativamente el riesgo de desarrollar depresión y otros problemas psicológicos. La exposición a contenido negativo, como noticias alarmantes o discusiones polarizadas, también puede contribuir a un estado de ánimo bajo y sentimientos de desesperanza.
Estos espacios digitales pueden convertirse en un caldo de cultivo para malentendidos y conflictos, especialmente cuando la comunicación se limita a mensajes de texto o comentarios breves sin el contexto de las señales no verbales. La naturaleza pública y permanente de la información compartida en línea también puede generar una sensación constante de escrutinio y juicio, lo que contribuye a la ansiedad y la depresión.
Es fundamental comprender que la conexión virtual no siempre se traduce en bienestar emocional. Para mitigar los riesgos de ansiedad y depresión asociados con el uso de redes sociales, es crucial fomentar un uso consciente y equilibrado. Esto implica establecer límites de tiempo, ser selectivos con el contenido que consumimos y priorizar las interacciones significativas en el mundo real. Buscar apoyo psicológico profesional es fundamental si experimentamos síntomas de ansiedad o depresión.
Menciona Rebeca Cojo en el año 2024 para Cadena Ser que "Cada nuevo contenido te está dando una pequeña descarga de dopamina y te genera esa especie de tensión por lo que habrá después y que te obliga a seguir mirando, esa especie de curiosidad que tenemos los humanos".
La paradoja digital: Conectados en la red, aislados en la vida real
Las redes sociales se han erigido como pilares de la comunicación moderna, prometiendo acercarnos y mantenernos conectados. Sin embargo, esta promesa a menudo esconde una realidad más sombría: la paradoja del aislamiento social en la era digital. Aunque diseñadas para fomentar la conexión, el uso excesivo y la dependencia de estas plataformas pueden paradójicamente llevarnos a una desconexión profunda con nuestro entorno inmediato y nuestras relaciones personales en el mundo real.
El aislamiento social inducido por las redes sociales se manifiesta cuando las interacciones en línea comienzan a sustituir a los encuentros cara a cara. La gratificación instantánea de los "me gusta" y los comentarios puede crear una ilusión de conexión que, en última instancia, no satisface nuestra necesidad fundamental de intimidad y contacto humano genuino. Esta dependencia de la validación virtual puede llevarnos a descuidar las relaciones presenciales, donde se construyen la confianza, la empatía y el apoyo emocional real.
Sociológicamente, la disminución de las interacciones cara a cara tiene consecuencias significativas para el tejido social. Las habilidades sociales se desarrollan y se mantienen a través de la práctica en situaciones reales. Cuando pasamos más tiempo inmersos en el mundo virtual, nuestras capacidades para la comunicación no verbal, la lectura de las señales sociales y la resolución de conflictos interpersonales pueden verse afectadas. Esta reducción en la calidad y la cantidad de las interacciones presenciales puede llevar a sentimientos de soledad y exclusión, incluso cuando estamos rodeados de "amigos" virtuales.
Las redes sociales pueden fomentar una comunicación superficial y fragmentada. Los mensajes breves, los emojis y los "me gusta" a menudo reemplazan las conversaciones profundas y significativas que fortalecen los lazos personales. La falta de contexto no verbal en la comunicación en línea también puede dar lugar a malentendidos y a una menor sensación de cercanía emocional. La priorización de la comunicación virtual sobre la interacción en persona puede erosionar la calidad de nuestras relaciones y contribuir a un sentimiento de aislamiento.
Es crucial reconocer que la conexión digital no es un sustituto adecuado para la conexión humana real. Para contrarrestar el aislamiento social derivado del uso excesivo de redes sociales, es esencial fomentar un equilibrio saludable entre nuestra vida en línea y fuera de línea.
Comparte Aparicio en el año 2025 para Psyciencia que quizás no se trata de dejar las redes sociales por completo, sino de usarlas sabiendo lo que son: herramientas, no reemplazos. Pueden complementar la vida social, pero no sostenerla. Porque, al final, nada reemplaza una mirada directa, una conversación sin filtros o una tarde compartida con alguien que realmente está ahí.
Enganchados al mundo virtual: La dependencia y adicción a las redes sociales en la juventud
En la era digital, las redes sociales se han convertido en una presencia constante en nuestras vidas. Si bien ofrecen oportunidades para la conexión y la expresión, su diseño intrínseco puede fomentar una relación poco saludable con la tecnología, llevándonos a la dependencia y, en casos extremos, a la adicción. La constante necesidad de revisar notificaciones y la búsqueda incesante de validación en línea pueden atraparnos en un ciclo que afecta nuestra salud mental y bienestar social.
La dependencia de las redes sociales se manifiesta como una necesidad compulsiva de interactuar con estas plataformas. El sistema de recompensas integrado, a través de notificaciones, "me gusta" y comentarios, activa circuitos de placer en nuestro cerebro, generando un deseo irrefrenable de volver por más. Esta búsqueda constante de gratificación instantánea puede llevar a un uso excesivo, donde el tiempo dedicado a las redes sociales desplaza otras actividades importantes como el estudio, el trabajo, el sueño y las interacciones sociales en el mundo real.
La cultura de la validación en línea juega un papel crucial en la adicción a las redes sociales. La necesidad de obtener aprobación y reconocimiento a través de métricas como el número de seguidores o la cantidad de interacciones puede convertirse en una obsesión. Esta dependencia de la validación externa puede afectar nuestra autoestima y nuestro sentido de identidad, haciéndonos sentir vicios o inseguros cuando no recibimos la atención esperada en el mundo virtual.
Es fundamental reconocer los signos de dependencia y adicción a las redes sociales. Estos pueden incluir pasar una cantidad excesiva de tiempo en línea, sentir ansiedad o irritabilidad al no poder acceder a las redes sociales, descuidar responsabilidades importantes y priorizar las interacciones virtuales sobre las reales. Romper este ciclo requiere conciencia, voluntad y, en algunos casos, ayuda profesional.
Escribe Robles en el año 2023 para la Gaceta UNAM que en la medida que las personas permanecen activas en sus redes sociales, sus estados de ánimo suelen cambiar significativamente a tal punto que la adicción a esta conducta les genera satisfacción, alegría, emoción o entusiasmo, al poder seguir todo tipo de publicaciones, pero también les genera frustración, enojo o incluso desesperación y ansiedad al no obtener los resultados o datos deseados.
Creatividad, comunidad y conciencia: Los beneficios de las redes sociales
El poder conector de la red: Redes sociales como fuente de apoyo emocional
En el complejo panorama de la era digital, las redes sociales a menudo son objeto de críticas por sus posibles efectos negativos en la salud mental y el bienestar social. Sin embargo, es crucial reconocer que estas plataformas también pueden ser herramientas poderosas para la conexión y el apoyo emocional, especialmente para los jóvenes que navegan por las diversas etapas de la vida. Si bien es importante ser conscientes de los riesgos, también debemos celebrar el potencial de las redes sociales para mantenernos unidos y ofrecernos consuelo en momentos difíciles.
Las redes sociales pueden brindar un sentido de pertenencia y comunidad. Para aquellos que pueden sentirse aislados o incomprendidos en su entorno físico, las comunidades en línea pueden ofrecer un espacio seguro donde compartir experiencias, encontrar personas con intereses similares y recibir apoyo emocional. Esta conexión puede ser particularmente valiosa para jóvenes que enfrentan desafíos específicos, como problemas de salud mental, identidad de género o experiencias vitales difíciles.
En momentos de crisis o dificultad, poder recurrir a nuestra red de contactos en línea para pedir ayuda, compartir nuestros sentimientos o simplemente sentirnos escuchados puede ser de gran alivio. La capacidad de crear grupos de apoyo y compartir recursos también convierte a las redes sociales en herramientas valiosas para el bienestar emocional colectivo.
Utilizar las redes sociales de manera intencional para fomentar conexiones positivas y buscar apoyo cuando lo necesitamos es una forma poderosa de aprovechar su potencial para el bien.
Los Doctores Amy Rayland y Jacobs Andrews en el año 2023 escriben para la Revista de Investigación Médica en Internet que entre las razones principales para crear estos espacios se encuentran la carencia de grupos de apoyo adecuados, la necesidad de combatir el aislamiento social y el deseo de contar con un entorno donde compartir información y respaldo emocional. Además, los moderadores suelen desempeñar múltiples funciones, como difundir información médica, supervisar contenidos, ofrecer orientación y ánimo, emitir comunicados y encargarse de aspectos administrativos, incluyendo la gestión de solicitudes, la expulsión de usuarios problemáticos y la organización de los debates.
Un universo de conocimiento al alcance de un clic: Redes sociales como plataformas de aprendizaje y desarrollo
En la era digital, las redes sociales han trascendido su función inicial de simple conexión social para convertirse en vastas bibliotecas de información y poderosas herramientas educativas. Para los jóvenes, estas plataformas ofrecen un acceso sin precedentes a recursos sobre salud mental, bienestar y desarrollo personal, democratizando el conocimiento y abriendo nuevas vías para el aprendizaje y el crecimiento.
Los jóvenes que buscan comprender sus emociones, encontrar estrategias de afrontamiento o simplemente saber que no están solos pueden encontrar comunidades de apoyo, testimonios personales y contenido educativo creado por profesionales de la salud mental. Esta accesibilidad puede ser especialmente importante para aquellos que sienten estigma o barreras para buscar ayuda tradicional.
Organizaciones de salud, instituciones educativas y creadores de contenido comparten recursos, consejos y herramientas sobre bienestar físico y mental, habilidades para la vida y desarrollo personal. El formato dinámico y atractivo de muchas plataformas facilita la asimilación de información compleja y la mantiene actualizada.
No todo el contenido es preciso o está basado en evidencia. Aprender a identificar fuentes confiables y a contrastar la información es una habilidad esencial en la era digital.
Mencionan para la revista Apertura Claudia Islas y María del Rocío Carranza en el año 2011 que los estudiantes en el contexto de las redes sociales requieren desarrollar habilidades como el encontrar, asimilar, interpretar y reproducir información, por lo que es necesario que ellos reconozcan sus estilos de aprendizaje, puesto que cada uno tiene un modo distinto de percibir y procesar. Lo anterior implica, también, que, dependiendo del contexto y tipo de información, el estudiante combine sus estilos de aprendizaje particulares.
Desatando el potencial creativo: Redes sociales como lienzo para la expresión juvenil
En el vibrante mundo digital actual, las redes sociales se han convertido en mucho más que simples herramientas de conexión; son plataformas dinámicas que ofrecen a los jóvenes un escenario global para la expresión y la creatividad. En este espacio virtual, las ideas florecen, los proyectos toman vida y los talentos encuentran una audiencia, fortaleciendo la identidad individual y nutriendo una autoestima saludable.
Las redes sociales proporcionan una vía invaluable para la autoexpresión. Para muchos jóvenes, encontrar su voz y compartir sus pensamientos y creaciones es fundamental para el desarrollo de una identidad sólida, también ofrecen un espacio donde pueden experimentar con diferentes formas de expresión, desde la escritura y la fotografía hasta la música y el arte visual, sin las barreras tradicionales del mundo físico. Esta libertad creativa puede ser empoderadora y contribuir significativamente a la construcción de la autoestima.
La era digital ha democratizado el acceso a una audiencia. Los jóvenes creadores ya no dependen de las instituciones tradicionales para mostrar su trabajo; pueden compartirlo directamente con el mundo y recibir retroalimentación inmediata de una comunidad global. Esta interacción puede ser increíblemente motivadora y fomentar un sentido de pertenencia dentro de comunidades creativas en línea, donde se comparten intereses y se celebra el talento individual.
Se facilita la difusión de ideas y proyectos de manera rápida y eficiente. Un joven cineasta puede compartir su cortometraje, un músico su última canción o un escritor su poema más reciente con una audiencia potencialmente masiva. Esta capacidad de llegar a otros y generar impacto con su creatividad puede fortalecer la confianza en sí mismos y validar su potencial artístico.
Es importante recordar que la autenticidad y la honestidad en la expresión son clave. Si bien la búsqueda de validación en línea puede ser tentadora, el verdadero valor reside en la conexión genuina con la propia creatividad y en la voluntad de compartirla con el mundo. Las redes sociales, utilizadas de manera consciente, pueden ser un catalizador para el crecimiento personal y la afirmación de la propia identidad.
Escribe la Doctora Rakesh Kumar y otros para la Administración Educativa: Teoría y Práctica en el año 2024 que las redes sociales sirven como un potente catalizador para la creatividad, ofreciendo a los jóvenes un acceso sin precedentes a contenido diverso, comentarios instantáneos y oportunidades de colaboración. Plataformas como Instagram, TikTok y YouTube empodera a los jóvenes para que muestren sus talentos, construyan marcas personales e interactúen con un mundo público, fomentando un entorno en el que la creatividad pueda prosperar. La naturaleza interactiva de estas plataformas no solo mejora las habilidades creativas, sino que también promueve el enriquecimiento cultural y la innovación.
La voz de la generación conectada: Redes sociales como catalizador del cambio social
En el siglo XXI, las redes sociales se han convertido en mucho más que plataformas para compartir momentos personales; son herramientas poderosas que empoderan a los jóvenes para alzar la voz sobre temas importantes, difundir conciencia sobre causas cruciales y fomentar un cambio social significativo. En este espacio digital, la pasión por la justicia y la equidad encuentra un eco amplificado, impulsando el compromiso comunitario y la acción colectiva.
Las redes brindan a los jóvenes la oportunidad de expresar sus valores y creencias, lo cual es fundamental para el desarrollo de una identidad ética y comprometida. Ver a otros compartir sus inquietudes y participar en el activismo en línea puede inspirar a más individuos a involucrarse, creando un sentido de pertenencia a un movimiento más grande y fortaleciendo su sentido de autoeficacia. La capacidad de compartir sus propias perspectivas y experiencias también valida sus sentimientos y les permite sentirse parte de una conversación importante.
Las redes han revolucionado la forma en que se organizan y movilizan los movimientos sociales. La capacidad de difundir información rápidamente, coordinar acciones y conectar a personas con intereses similares a través de fronteras geográficas ha facilitado el surgimiento de nuevas formas de activismo. Las campañas en línea, las peticiones virtuales y las protestas coordinadas a través de redes sociales demuestran el poder de la tecnología para impulsar el compromiso comunitario y presionar por el cambio social.
Por otro lado, permiten que las voces que tradicionalmente han sido marginadas sean escuchadas. Los jóvenes pueden compartir sus propias narrativas, desafiar las normas establecidas y exigir rendición de cuentas a las instituciones. La inmediatez y el alcance de estas plataformas permiten que la información sobre injusticias sociales y ambientales se difunda rápidamente, generando conciencia y movilizando a la opinión pública.
Es fundamental recordar que el activismo en línea debe ir de la mano con la acción en el mundo real. Si bien las redes son una herramienta poderosa para generar conciencia y movilizar apoyo, el cambio duradero a menudo requiere participación cívica, diálogo constructivo y compromiso a nivel comunitario y político.
Señalan Salomé Sola-Morales y Ricardo Rivera en el año 2015 para Chasqui, Revista Latinoamericana de Comunicación que tanto en Chile como en América Latina especialmente el año 2011 significó también el destape de las redes sociales en la política de masas del estudiantado. Durante los meses de junio, julio y agosto las diferentes plataformas virtuales funcionaron como agitadoras de propaganda, donde se transmitían las ideas de gratuidad en la educación, el fin al lucro y la necesidad de eliminar la segregación.
Conclusión
Y así, llegamos al final de este episodio, donde hemos desentrañado la compleja realidad de las redes sociales y su impacto en nuestra vida. Hemos visto cómo estas herramientas, tan presentes en nuestro día a día, nos presentan un camino de doble filo.
Por un lado, es innegable que pueden contribuir a desafíos importantes para nuestra salud mental: la sombra de la baja autoestima, la creciente ola de ansiedad, el peso de la depresión, el dolor del aislamiento y la trampa de la dependencia y la adicción.
Pero, como hemos explorado, las redes sociales también nos abren puertas a un mundo de posibilidades. Nos conectan, nos brindan apoyo emocional en momentos cruciales, nos educan y nos informan, nos permiten expresar nuestra creatividad y nos empoderan para alzar la voz por las causas que nos importan, impulsando el cambio social.
La clave, mis queridos oyentes, está en abrazar un uso consciente y equilibrado. Debemos ser guardianes de nuestro bienestar, reconociendo tanto los riesgos como el inmenso potencial que estas plataformas nos ofrecen.
Hoy, los invito a una reflexión profunda: ¿Cómo están utilizando sus redes sociales? ¿Están aprovechando su poder para informarse, para conectar con aquello que les apasiona, para apoyar movimientos que construyen un mundo mejor?
Compartan sus experiencias, sus ideas, sus inspiraciones. Este espacio es de todos, y juntos podemos tejer una comunidad que utiliza la conexión digital para construir un futuro más justo y equitativo.
Y si este podcast ha resonado en sus corazones y ha encendido en ustedes la chispa del activismo digital, no duden en compartirlo. Corramos la voz, contagiemos la pasión por el cambio. Porque juntos, somos la generación que transformará el poder de la conexión en una fuerza imparable para el bien.
Referencias
Aparicio, D. (2025, marzo 24). La paradoja de la conexión: cómo las redes sociales podrían estar alimentando la epidemia de soledad. Psyciencia.
https://www.psyciencia.com/la-paradoja-de-la-conexion-como-las-redes-sociales-podrian-estar-alimentando-la-epidemia-de-soledad/
Bernal, A.P. (2025). El impacto del uso de las redes sociales en la autoestima de adolecentes. Ciencia Latina Tecnología 9(1) https://ciencialatina.org/index.php/cienciala/article/view/15733/22412
Cojo, R. (2024, marzo 10). ¿Scroll infinito o cocaína conductual? Así funcionan los contenidos de redes sociales que no acaban nunca. Cadena Ser. https://cadenaser.com/nacional/2024/03/10/scroll-infinito-o-cocaina-conductual-asi-funcionan-los-contenidos-de-redes-sociales-que-no-acaban-nunca-cadena-ser/
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Kumar, R., Kishore, K. y Bhaskar, K. (2024). Role Of Social Media In Developing Creativity Among Youth. Educational Administration: Theory and Practice 30(1) https://kuey.net/index.php/kuey/article/download/6843/5045/13591
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Rayland, A. y Andrews, J. (2023). From Social Network to Peer Support Network: Opportunities to Explore Mechanisms of Online Peer Support for Mental Health. JMIR Publications.
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Robles, D. (2023, febrero 13). Adicción a las redes sociales, una amenaza para la salud mental.
Gaceta UNAM. https://www.gaceta.unam.mx/adiccion-a-las-redes-sociales-una-amenaza-para-la-salud-mental/
Sola-Morales, S. y Rivera, R. (2015). Las redes sociales como catalizador del movimiento estudiantil chileno en 2011. Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación(128) pp. 37-52. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5791963.pdf
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